miércoles, 2 de diciembre de 2015

"The walking dead" se despide hasta febrero con más muertes.


Lleva seis temporadas en antena y todavía sigue dando de qué hablar. 'The Walking Dead' concluía el pasado domingo con la primera parte de su sexta temporada, marcada por unos primeros episodios muy potentes y esperanzadores, seguidos de un evento que a ojos de los fans resultó engañoso y decepcionante: la presunta muerte de Glenn, uno de los personajes más queridos de la serie.

La primera parte de la temporada se ha desarrollado en un periodo de tiempo que en la ficción ha sido relativamente corto, aunque a muchos les haya podido parecer una eternidad. Desde que Rick elaborara el plan que acabaría con la enorme horda de zombies de la cantera, hemos seguido los pasos de nuestros protagonistas desde diversos puntos de vista en el transcurso de esta fallida misión, desde que por culpa de un estruendoso sonido (un claxon), la horda se desviara de su rumbo previsto y separara a los personajes. La invasión de los Lobos, el episodio de flashback de Morgan y las historias individuales (en ocasiones, demasiado distanciadas entre sí) de algunos de estos personajes han conformado algunos de estos episodios.

A la altura del octavo y último episodio antes de la midseason finale (es decir, hasta el regreso de la serie el 14 de febrero), la situación en la que se encuentran estos personajes no podía ser más inestable. Con los zombies a punto de derribar los muros de Alexandria y los nervios a flor de piel, los protagonistas de 'The Walking Dead' no tienen más remedio que cerrar filas a pesar de que anímicamente se encuentran más distanciados que nunca. En esta temporada, 'The Walking Dead' ha querido abordar de una forma diferente temas como la soledad o la desesperación, dejando un poco de lado (aunque no abandonando en absoluto) la confianza, el liderazgo y la convivencia en situaciones tan críticas como las que se representan en la serie. Como drama humano, más que como serie de terror y acción, ha cumplido, para el que le sea suficiente.

Después de ver lo sucedido en el episodio, todo apunta a que la segunda parte de la temporada continuará explorando (y explotando) las crecientes diferencias entre todos ellos. La repentina aunque no del todo inesperada muerte de Deanna Monroe (Tovah Feldshuh), ha sido la pieza clave de todo ello: mordida por un caminante, no tiene más remedio que ceder finalmente su silla (aunque a efectos prácticos, ya no era suya) al hombre que ha traído el caos a su tranquila ciudad: Rick Grimes. Cierto que las intenciones del "ricktador" siempre han sido buenas (a pesar de la presión que le han metido personajes como Carol, en ocasiones, para que tomen el control de Alexandria por la fuerza) y que no se le puede culpar por todo lo sucedido, pero teniendo en cuenta que el antiguo sheriff ha impuesto sus últimas decisiones con la firmeza con la que acostumbra, es él sobre quien recae toda la responsabilidad. 

Personajes como Ron, el deprimido y rencoroso hijo de Jessie, piensan lo mismo, aunque está claro que en este caso el joven observa esta situación con una perspectiva de venganza muy diferente al resto; tanto, que asusta. Él ha sido el primero en atacar, aunque sin víctimas, pero podría ser que no tardemos en ver cómo este, u otro rencoroso habitante de Alexandria (aunque sea por otros motivos) trata de vengarse de los nuevos supervivientes.

Lo cierto es que desde el acelerado e intenso comienzo del episodio hasta el final del mismo, el ritmo decrece hasta alcanzar a un nivel poco frecuente para 'The Walking Dead', una serie acostumbrada a poner toda la carne en el asador tanto en los comienzos como en los finales de temporada (por aquello de mantener el interés de los espectadores). El fallido encontronazo de Ron y Carl, o la despedida de Deanna con Michonne a través de una escena que ya hemos visto decenas de veces en la serie, no ayudan a mejorar el clima. 

'Start to Finish' es otro episodio al que le falta garra y ritmo, sobre todo al tratarse de un final de (media) temporada. A pesar de los pequeños cliffhangers (la doctora Denise, los zombies y el asunto de la armería, Maggie y Glenn), tenemos la sensación de que este episodio ha sido más "light" de lo necesario. Ni siquiera el esperado enfrentamiento entre Carol y Morgan, las dos caras de la supervivencia, ha sucedido según lo esperado, sino de la forma más absurda posible con el objetivo de retomar la discusión en el futuro.

Por si nos habíamos quedado con ganas de más, que es posible, 'The Walking Dead' nos ha regalado una escena post-créditos en las que ha quedado claro que la serie todavía tiene un as en la manga. Abraham, Daryl y Sasha son detenidos por unos tipos con muy mala pinta que mencionan por primera vez a Negan, el próximo gran villano de la serie que interpretará el actor Jeffrey Dean Morgan. ¿Será suficiente reclamo como para seguir con la 'The Walking Dead'?